Feliz Día de la Mujer

Libros que próximamente reseñaremos.

Es muy frecuente que el sesgo de género induzca (inconscientemente) nuestras elecciones en libros (por ejemplo, que optemos por más literatura escrita por hombres que por mujeres, a pesar de que su calidad no la justifique).

Por eso, desde este humilde espacio nos comprometemos a reseñar, de ahora en adelante, literatura de hombres y mujeres en idéntica proporción (50 % – 50 %).

Leamos a más mujeres. ¡Feliz Día de la Mujer!

[Semblanzas] La amistad, el regalo de la literatura. Una semblanza de Fernando Marías

Fernando Marías. Fuente: hoyesarte.com

Fernando Marías (2015) escribió en alguna oportunidad que «Concretar en un puñado de líneas lo que sabemos de las personas que amamos es un interesante ejercicio de escritura, pero también, y ante todo, un involuntario autorretrato» (p. 17). Cuánta verdad. La vida de los otros es, al fin y al cabo, cuando se interseca con la propia, la nuestra también.

Lo anterior tiene un especial significado, pues el pasado 6 de febrero, el poeta y escritor Manuel Vilas escribió una sentida semblanza, en El País, de su amigo Fernando Marías, quien falleció un día antes.

La existencia de Marías lo atravesó por completo, lo transformó para bien. Pero su partida reciente lo mutiló por dentro. Sí. La muerte de nuestros seres queridos mutila nuestra alma. Y solo puede consolarnos la esperanza de un ulterior reencuentro.

Reproduzco a continuación esa semblanza:

«Fernando Marías, el escritor que amaba la leyenda

Fernando Marías, que murió el sábado a los 63 años, pensaba que la vida era un regalo de los dioses. Alimentó ese regalo con un amor profundo al cine, a la música y a la literatura. Fernando amaba la leyenda, porque sin leyendas, sin mitos y sin ideales la vida es pobre. Y Fernando era un rey de sí mismo, un hombre enamorado del oficio de vivir. La última vez que nos vimos fue a finales de octubre del año pasado, desayunando juntos en la planta 22 de un hotel de Las Palmas de Gran Canaria, frente a la inmensidad del océano.

Daba el sol sobre nuestros cafés y nuestros zumos de naranja que resplandecían y Fernando sonreía. Tenía el don de transmitir alegría, de darle a la vida ordinaria un suspense extraordinario. Muchas cenas y comidas con Fernando, claro que sí. Hicimos tantas cosas juntos. Era un corazón de oro. Y para colmo los dos servíamos en la milicia de amantes de la música de Lou Reed, eso ya nos unió para siempre. Estábamos casados no por la iglesia ni por lo civil sino por Lou Reed, es mucho matrimonio ese.

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Bicentenario del nacimiento de Gustave Flaubert

Periférica recoge parte de los ensayos que Maupassant dedicó a Flaubert tras su muerte.

Hoy, 12  de diciembre de 2021, es el bicentenario del nacimiento de Gustave Flaubert, de aquel francés que cambió para siempre las letras universales.

Por eso, conmemorando este día, quisiera recordar a este entrañable escritor. Y para dicho propósito, quien mejor que su querido discípulo Guy de Maupassant para acercarnos, siquiera un poco, a ese perfil.

«Pasó la mayor parte de su existencia en su propiedad de Croisset, cerca de Rouen. Una hermosa casa blanca, de estilo antiguo, situada a la orilla del Sena, en medio de un magnífico jardín que se extendía por la parte de atrás y trepaba, por caminos empinados, la gran pendiente de Canteleu. Por las ventanas de su amplio gabinete de trabajo se veían pasar muy cerca, como si fueran a tocar los muros con sus vergas, los grandes barcos que subían hacia Rouen o bajaban hacia el mar. Le gustaba contemplar aquel movimiento silencioso de las embarcaciones deslizándose sobre el ancho río y partiendo hacia países soñados. A menudo, levantándose de la mesa, acercaba a la ventana su amplio pecho de gigante y su cabeza de viejo galo. A la izquierda, los mil campanarios de Rouen dibujaban en el horizonte sus siluetas de piedra, sus perfiles labrados; un poco más a la derecha, las mil chimeneas de las fábricas de Saint-Sever vomitaban al cielo sus guirnaldas de humo. La máquina de vapor de la Foudre, tan alta como la más alta de las pirámides de Egipto, contemplaba desde la otra orilla la aguja de la catedral, el campanario más alto del mundo» (Maupassant, 2009, pp. 99-100).

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«Nuevo Código Procesal Constitucional»

Hace poco el Congreso aprobó por insistencia el denominado «Nuevo Código Procesal Constitucional». Pero esto no es un motivo de alegría. Más allá de aspectos debatibles de su contenido (por ejemplo, el atolladero que se producirá en las Salas, debido a la interposición significativa de demandas de amparos contra resoluciones judiciales), la quinta disposición complementaria final textualmente dice: «Las reformas al Código Procesal Constitucional entran en vigor el día siguiente de su publicación en el diario oficial El Peruano».

Como se puede advertir, nuestros legisladores ni siquiera se tomarán la «delicadeza» de suspender la vigencia del código por un plazo prudencial con la finalidad de debatir y difundir su contenido en universidades y centros de enseñanza, capacitar intensamente a personal jurisdiccional del Poder Judicial y abogados, etc.; pese a que se introducen nuevos institutos y la dinámica respecto de código anterior, en buena parte, varía dramáticamente.

El abogado, como parte del género humano, tiene aversión natural a lo nuevo o desconocido. Al respecto, son conocidas las protestas de los abogados en Italia por la implantación del CPC de 1942. Pero no se trata de esto. Toda reforma exige reflexión y capacitación adecuada para que los destinatarios no sufran las consecuencias de un experimento sobre la marcha.

(Observación: El día de hoy Sagasti ha anunciado que el Ejecutivo acudirá al proceso de inconstitucionalidad, pero solo cuestionará aspectos parciales del Nuevo Código Procesal Constitucional).

[Reseña] Black Widow (sin spoilers)

Fuente. Marvel.

Luego de más de una década, finalmente Marvel decide rendir un homenaje tardío a Natasha Romanoff, ciertamente forzado, pues ya sabemos de antemano cuál fue el desenlace de esta heroína en Avengers: End Game. La franquicia, al parecer, toma como excusa esta nueva entrega para satisfacer y cumplir con el público femenino, y ensanchar, aún más, el UCM.   

Sin embargo, contra dicho pronóstico, el largometraje logra capturar la atención del espectador y brinda una despedida a la altura de la protagonista principal. Así, la fortaleza de la película reside en las intensas escenas de acción, el ritmo narrativo ágil y la tensión narrativa que se dosifica en todo momento, con acierto.

En cambio, no se puede decir lo mismo de la construcción del villano, predecible e intrascendente, que no rompe con los estereotipos del molde clásico y solo sirve como un pretexto para la elaboración de la trama.

Finalmente, la película ofrece respuestas a algunos puntos inexplorados del UCM, e introduce nuevos personajes que, seguramente, aparecerán en posteriores entregas.

Para tener una idea, Black Widow, en términos generales, está muy por encima de Iron Man 3, Thor: The Dark World y Ant Man and The Wasp (la valla no es muy alta en estas películas).

Es mejor que Hulk, Iron Man 2, Thor y Spider-man: Homecoming  y Captain Marvel.

Y está apenas por encima de Ant Man y Captain America: The First Avenger.

Está al mismo nivel que Thor: Ragnarok, Doctor Strange y Spider-man: Far From Home.

Está por debajo de Iron Man 1, Avengers: Age of Ultron y Black Panther.

Está muy por debajo de Captain America: The Winter Soldier, Guardians of the Galaxy, Guardians of the Galaxy vol. 2, Captain America: Civil War, Avengers: Infinity War y Avengers: End Game.

¡Feliz Día del Padre!

Portada de La vida de mi padre,de Raymond Carver

Para todos aquellos padres que guardamos en la memoria y ya no están con nosotros en este plano común, y para quienes aún tienen la dicha de tener al suyo. Para los padres jóvenes y los no tan jóvenes. Para quienes no teniendo un vínculo de sangre, cumplen el rol de padre a cabalidad. Para los padres severos y los permisivos. Para los que educan en la escasez y los desprendidos. ¡Feliz Día del Padre!

¿Palabra de «maestro»?

Umberto Eco, días antes de morir, entregó un texto a la editorial. Este libro póstumo, que se publicó en el 2016 con el título Pape Satàn Aleppe (de clara influencia dantesca), contiene diversos artículos publicados en sus últimos años, relacionados con la denominada «sociedad líquida» de Zygmunt Bauman. Y una entrada de dicho libro, como no podía ser de otra manera, lo dedica al rol del profesor.

Sobre este punto señala que «[a]nte todo un enseñante además de informar debe formar. Lo que hace que una clase sea una buena clase no es que en ella se aprendan fechas y datos, sino que se establezca un diálogo constante, una confrontación de opiniones, una discusión sobre lo que se aprende en la escuela y lo que ocurre fuera de ella» (Eco, 2016, p. 90).

Traigo esto a colación pues vemos que uno de los candidatos a la Presidencia de la República pregona su rol de «maestro» por doquier, acaso hasta el cansancio (se sigue refiriendo a «mis alumnos», cierra sus intervenciones con la alocución «palabra de maestro»,  rotula a su diálogo con Pepe Mujica como «encuentro entre maestros», avisos publicitarios, etc.), pese a que ha dejado la enseñanza activa hace muchos años y que, a juzgar por sus declaraciones públicas y actitudes (considerar que el feminicidio es producto de la ociosidad, desconocer conceptos básicos de economía como «monopolio» y «utilidad», apagar el audio en una videoconferencia para concluir intencionalmente una entrevista, etc.), está muy lejos de cumplir con las exigencias mínimas que requiere esa noble profesión formativa.

Pero no solo ello, sino que contrario a dicho rol, promueve odio y división entre peruanos, olvidando lo que Basadre mencionó alguna vez sobre la formación del «querer existencial nacional», cuya transgresión dinamita la integración entre connacionales, a pocos meses del bicentenario. «Pero el “querer existencial nacional” no será posible mientras arda la guerra civil en el alma de los peruanos. El desprecio o encono entre región y región, entre raza y raza, entre clase y clase, abren cortes horizontales en el alma del país para impedir, consciente o subconscientemente, su integración» (Basadre, 2007, p. 35).

Vistas así las cosas, esta apelación al «maestro» como distintivo de autoridad solo ha sido usufructuado con oportunismo para generar empatía en ese gran sector de la población (que se identifica con el candidato) que viene siendo olvidado por la desidia de gestiones y que ha sufrido, en mayor medida, las consecuencias de la pandemia.

Referencias bibliográficas:

Basadre, Jorge, 2007: Meditaciones sobre el destino histórico del Perú. Ediciones Copé: Lima. 

Eco, Umberto, 2016: De la estupidez a la locura. Cómo vivir en un mundo sin rumbo. Lumen: Barcelona.

¡Feliz Día del Libro!

Uno de los libros que más disfruté leer el año que pasó es de autoría del mexicano Gabriel Zaid. En Los demasiados libros escribe bellísimos ensayos sobre el universo del libro, la imposibilidad de que una conversación oral lo supere (tal como hubiera deseado Sócrates), el proceso de creación, la imposibilidad (obvia) de poder leerlos todos, y otros temas interesantes. Pero es, sobre todo, una invitación a leer. Y a asumir el papel de ignorantes permanentes, conscientes de que nunca dejaremos de serlo.

Un fragmento donde invita a los lectores a asumirse de ese modo es el siguiente:

«¿Y para qué leer? ¿Y para qué escribir? Después de leer cien, mil, diez mil libros en la vida, ¿qué se ha leído? Nada. Decir: Yo solo sé que no he leído nada, después de leer miles de libros, no es un acto de fingida modestia: es rigurosamente exacto, hasta la primera decimal de cero por ciento. Pero ¿no es quizás eso, exactamente, socráticamente lo que los muchos libros deberían enseñarnos? Ser ignorantes a sabiendas, con plena aceptación. Dejar de ser simplemente ignorantes, para llegar a ser ignorantes inteligentes» (p. 11).

¡Feliz Día del Libro, lectores y lectoras! Para desconectarnos de este mundo loco y seguir manteniendo la cordura.

Referencias bibliográficas:

Zaid, Gabriel, 2010: Los demasiados libros. Barcelona: Debolsillo.

Nuestra constitución inactuada

Por David Ibarra Delgado

Piero Calamandrei, uno de los defensores de la legalidad como límite de las libertades, criticaba la situación por la que atravesaba Italia durante los primeros años de vigencia de la Constitución de 1947. Principalmente, sus críticas se centraron en la actitud que tomó el parlamento, quien, una vez que asumió sus funciones, no se preocupó por cumplir con los mandatos impuestos por el constituyente: emitir las normas de desarrollo constitucional. De esta manera, no pudo entrar en funcionamiento la Corte Constitucional –el equivalente al Tribunal Constitucional peruano–, el Consejo Superior de la Magistratura, la descentralización hacia las regiones, etc. A este periodo lo llamó «inmovilismo constitucional», «incumplimiento constitucional» y «obstruccionismo de mayoría».

Calamandrei no era ingenuo. Desconfiaba del manejo del poder en todo ámbito y lo pudo constatar después con las acciones que tomaron el parlamento, la policía y la Administración Pública. En un párrafo que denota mucha amargura, dice lo siguiente:

«[…] no se sabe qué admirar más, si la ingenuidad (si es que la hubo) con la que aquella [aquí se refiere a la Asamblea Constituyente] confió en la lealtad constitucional del futuro parlamento, o la desenvoltura con la que el parlamento que siguió a la Constituyente demostró no querer tomar en serio (es la frase exacta) las prescripciones de esta. El periodo legislativo que va del 18 de abril de 1948 al 7 de junio de 1953 pasará a la historia como el quinquenio del incumplimiento constitucional. Y para precisar mejor los rasgos de tal incumplimiento habrá que concluir (según se verá) que fue en gran parte un incumplimiento querido, o sea, doloso, como se diría en lenguaje civilista».[1]

Ahora bien, esta interpretación arbitraria de «incapacidad moral permanente» (y, en especial, del sintagma «moral») como aquella persona que no posee los valores morales requeridos para poder gobernar (¿?), pese a existir otro artículo de la Constitución que circunscribe la responsabilidad constitucional del presidente a supuestos tasados (art. 117)[2] que no se han verificado, ha originado una indebida vacancia presidencial –que el Tribunal Constitucional bien pudo detener en su momento con la concesión de la medida cautelar–, y sobre todo, una concentración peligrosísima del poder. Nos encontramos, pues, ante una flagrante inactuación de la Constitución, como diría Calamandrei.

Todavía no sabemos qué candidatos se presentarán para el futuro congreso pero ya sabemos por qué partidos no votar en las próximas elecciones. Responsabilicémonos por nuestro voto antes para no lamentarnos después.

Referencias bibliográficas:

CALAMANDREI, Piero, 2013: La constitución inactuada. Trad. Perfecto Andrés Ibañez. Madrid: Tecnos.


[1] (Calamandrei, 2013, p. 25).

[2] Art. 117.- Responsabilidad Constitucional del Presidente El Presidente de la República sólo puede ser acusado, durante su período, por traición a la patria; por impedir las elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales o municipales; por disolver el Congreso, salvo en los casos previstos en el artículo 134 de la Constitución, y por impedir su reunión o funcionamiento, o los del Jurado Nacional de Elecciones y otros organismos del sistema electoral.

El rostro de un libertador

La necesidad de darle un rostro a quien solo hemos escuchado por referencias de terceros hace que fantaseemos sobre cómo pudo haber sido en vida, quizá movidos por el instintivo miedo al vacío. Por suerte, una de las imágenes que se han conservado hasta ahora es la de don José de San Martín. En ella sobresale la cabellera completamente pelicana, su marcada delgadez y una levita oscura y gruesa. Aún mantiene la severidad intacta a sus setenta años. La luz natural le llega desde el lado izquierdo e ilumina esta parte del cuerpo mientras aguarda acodado en lo que sería una silla. Y si somos observadores podremos advertir incluso una huella dactilar en el extremo inferior derecho del daguerrotipo.

Hoy se cumplen doscientos años del desembarco de San Martín en Paracas, del decisivo paso que posteriormente significó la independencia del virreinato del Perú. En una hipotética evaluación sobre estos casi doscientos años de vida republicana, ¿obtendremos una nota aprobatoria?

Fuente: clarin.com
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