
Luego de más de una década, finalmente Marvel decide rendir un homenaje tardío a Natasha Romanoff, ciertamente forzado, pues ya sabemos de antemano cuál fue el desenlace de esta heroína en Avengers: End Game. La franquicia, al parecer, toma como excusa esta nueva entrega para satisfacer y cumplir con el público femenino, y ensanchar, aún más, el UCM.
Sin embargo, contra dicho pronóstico, el largometraje logra capturar la atención del espectador y brinda una despedida a la altura de la protagonista principal. Así, la fortaleza de la película reside en las intensas escenas de acción, el ritmo narrativo ágil y la tensión narrativa que se dosifica en todo momento, con acierto.
En cambio, no se puede decir lo mismo de la construcción del villano, predecible e intrascendente, que no rompe con los estereotipos del molde clásico y solo sirve como un pretexto para la elaboración de la trama.
Finalmente, la película ofrece respuestas a algunos puntos inexplorados del UCM, e introduce nuevos personajes que, seguramente, aparecerán en posteriores entregas.
Para tener una idea, Black Widow, en términos generales, está muy por encima de Iron Man 3, Thor: The Dark World y Ant Man and The Wasp (la valla no es muy alta en estas películas).
Es mejor que Hulk, Iron Man 2, Thor y Spider-man: Homecoming y Captain Marvel.
Y está apenas por encima de Ant Man y Captain America: The First Avenger.
Está al mismo nivel que Thor: Ragnarok, Doctor Strange y Spider-man: Far From Home.
Está por debajo de Iron Man 1, Avengers: Age of Ultron y Black Panther.
Está muy por debajo de Captain America: The Winter Soldier, Guardians of the Galaxy, Guardians of the Galaxy vol. 2, Captain America: Civil War, Avengers: Infinity War y Avengers: End Game.