Q.E.P.D. Michele Taruffo

Justo ayer, muy de madrugada, leía con atención un ensayo que aparece en Páginas sobre justicia civil, ignorando por completo que su autor, quien dedicara gran parte de su lucidez al estudio de la ciencia procesal, partiría de este plano común pocas horas después. No pude evitar derramar algunas lágrimas.

Constantino Carvallo, en una entrada de su libro Diario educar, refleja con fidelidad la actitud que tienen los maestros hacia sus discentes: «No podemos educar sin tener fe en el futuro, sin creer que ese niño [y por extensión, el hombre] puede ser mejor. La apertura a la esperanza, es según un pensador “la enfermedad orgánica del profesor”»[1]. Ese es el derrotero que asume quien adopta la enseñanza como forma de vida.

En lo sucesivo, seguiremos leyéndolo y disfrutando de su agudeza e ingenio, profesor Michele Taruffo. Deja un inestimable legado.

Descanse en paz.

Sin duda, peor año que este no habrá en mucho tiempo.


[1] Carvallo, 2018, p. 35.

Referencias bibliográficas:

Carvallo, C. (2018). Diario educar. Lima: Debolsillo.

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