
Por David Ibarra
Qué difícil es abarcar tanto en tan poco espacio. Quienes adaptan una novela para un largometraje siempre reciben críticas relacionadas a la omisión de pasajes, personajes o detalles específicos, proveniente de lectores atentos y diligentes que saben detectarlos al instante. Pero si se trata de condensar toda una vida intensa como la de Vargas Llosa en una historieta, la labor se complica hasta extremos difíciles de concebir. Y todo corte necesariamente será arbitrario. Pero ante esto queda una alternativa: el tratamiento cinematográfico de la historia.
De esta manera nace la historieta Mario. El universo Vargas Llosa (2019), con el guion a cargo de Carlos Enrique Freyre. Esta se divide en cuatro capítulos (origen, formación, expansión y consagración), y sintetiza los aspectos fundamentales de la existencia y el origen del proceso creativo del Nobel, acompañados de ilustraciones bien logradas. Y nótese que no es casualidad que los trabajos de Freyre también hayan abarcado guiones para películas: Vidas paralelas (2009) y Gloria del pacífico (2014).
Su niñez en Cochabamba, el viaje a Piura, el schock que le significó conocer a ese señor que era su padre, sus vivencias en el Leoncio Prado, los inicios como periodista en La Crónica y La industria, el periodo en la UNMSM, la militancia socialista, el amorío con su tía Julia Urquidi, el viaje a la selva peruana y a Europa, su desencanto con las revoluciones, la consolidación de su carrera como escritor, su postura ante el anuncio de estatización de la banca, su campaña presidencial y la obtención del Nobel. En todas ellas, las transiciones en el desarrollo de la trama se sienten ágiles y naturales, con un acertado empleo de la analepsis y prolepsis, en imágenes.
