[Reseña] La muerte en Venecia, de Thomas Mann

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Un retiro puede suponer la ocasión propicia para la recuperación de las fuerzas perdidas, el escape de la rutina y del ritmo autoimpuesto, sobre todo para un escritor, en aquellos momentos en que la dehesa de la imaginación entra en crisis. De este modo, se impone la necesidad de encontrar nuevos espacios fecundos y turgentes, más aún cuando jamás se ha conocido el ocio. Este último es el caso de Gustav Von Aschenbach, un reconocido y disciplinado escritor alemán, quien, a sus más de cincuenta años, decide rebelarse y abandonarlo todo, en un viaje pensado para tres o cuatro semanas a un centro de veraneo no muy distante de su ciudad.

Quiso el destino que llegase a Venecia, la ciudad conocida por sus góndolas negruzcas y construcciones rodeadas por el agua. Se hospedó en el Hotel de los Baños, en una habitación con amplios ventanales situada en el segundo piso. Más tarde, a la hora de la cena, llegó al salón rodeado de huéspedes de diversas nacionalidades y el bisbiseo de distintas lenguas. Cogió un diario y observó a los allí presentes. No pasó mucho para que quedara terriblemente fascinado por un efebo de catorce años, de nombre Tadzio, de cabellera rubia y larga y de facciones perfectas, que le hizo evocar al arte griego de la época clásica; sin embargo, no estaba solo: su institutriz y tres señoritas –aparentemente sus hermanas– lo acompañaban, además de la madre.

A partir de ese instante, la vida del escritor no sería la misma. Contemplaba al jovencito con disimulo, manteniendo imperturbable su rostro adusto –¡aunque se derrumbara por dentro!–; vigilaba su descanso en la playa, recostado en una tumbona; frecuentaba los lugares comunes; incluso estuvo a punto de irse de Venecia debido al mal clima, pero muy en el fondo buscó cualquier pretexto para no hacerlo debido a la tristeza que le causaría el separarse de Tadzio.

Por ese entonces, las callejas de Venecia expedían insalubres olores que coincidían con la partida progresiva de los turistas. Aschenbach pronto cayó en la cuenta de que una epidemia de cólera estaba azotando a la ciudad, bajo el cómplice silencio de los comerciantes que no querían ver perjudicados sus negocios. El escritor ignoró el peligro y permaneció en la ciudad para seguir viendo a su amado, pero tuvo que pagar un precio altísimo: Aschenbach, alcanzado finalmente por la enfermedad, fallece el mismo día en el que Tadzio se disponía a abandonar la ciudad.

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El escritor Thomas Mann. Fuente: wdl.org

El empleo de la temática de la peste es recurrente en la literatura. Por ejemplo, en El diario del año de la peste (A journal of the Plague Year) de Daniel Defoe (2006, pp. 33 y ss.), publicada en 1722, se cuentan las vicisitudes de los ciudadanos de Londres para combatir la peste, con tal nivel de detalle que hace estremecer el cuerpo: la clausura de las viviendas (el encierro de personas presuntamente infectadas en sus propias moradas para no propagar el contagio), los suicidios como consecuencia del dolor causado por los bubones en el cuello e ingle, los entierros cada vez más masivos, los hurtos en las viviendas abandonadas, etc., son muestra de la dureza de la narración. Más contemporánea (e hipotética) es la peste que nos presenta José Saramago (2016) en Ensayo sobre la ceguera (Ensaio sobre a cegueira), donde las víctimas pierden la vista, siendo ésta sustituida por un color blanco lechoso. Nada parece funcionar para detener el mal que avanza a un ritmo trepidante; y justamente es en esos momentos de decadencia generalizada donde sale a relucir la verdadera naturaleza y condición del ser humano.

La muerte en Venecia (Der Tod in Venedig) presenta una estructura lineal, centrando su propuesta en el amor puro, prohibido e inalcanzable que siente el escritor hacia Tadzio. Escribir acerca del amor homoafectivo en la Alemania de comienzos del siglo XX no solo era tabú, sino que las relaciones sexuales entre hombres estaban penadas con cárcel (parágrafo 175 del Strafgesetzbuch), lo cual pareció no desanimar a Thomas Mann (1875-1955). Finalmente, esta novela vio la luz en 1912 para quedar inmortalizada como una de las obras cumbre de la primera mitad del siglo XX.

Para complementar la novela con otra perspectiva, conviene ver la adaptación cinematográfica de Morte a Venezia (1971), largometraje de Luchino Visconti, donde sobresale, además, su bellísima banda sonora.

Referencias bibliográficas:

Defoe, D. (2006). Diario del año de la peste (C. Pujol, trad.). Barcelona: Alba.

Mann, T. (2015). La muerte en Venecia (J. J. del Solar, trad.). Barcelona: Navona.

Saramago, J. (2016). Ensayo sobre la ceguera (B. Losada, trad.). Lima: Alfaguara.

Strafgesetzbuch für das Deutsche Reich vom 15. Mai 1871. Paragraf 175. https://lexetius.com/StGB/175,7

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