Leer a Saramago (1922-2010) ha sido uno de los grandes descubrimientos de mi vida. Y es necesario leerlo hoy más que nunca pues en estos tiempos en que la molicie va ganando mayor terreno, ofrecer una mirada crítica, personal, circunspecta e inteligente de nuestro entorno nos invita a hacerlo también nosotros mismos. Una de las novelas que le granjeó censura internacional, especialmente de la Iglesia Católica, fue su novela El Evangelio según Jesucristo (O Evangelho segundo Jesus Cristo) publicada en 1991, donde sus páginas contradicen los dogmas impartidos. Pero como siempre pasa cuando la Iglesia prohíbe la lectura de un libro, sucede todo lo contrario; basta recordar lo que sucedió con la saga de Dan Brown.
La historia comienza con José quien ya convive con María en Nazareth. El día que deciden tener intimidad, la simiente de José se combina con la de Dios para dejarla en estado de gravidez. Por aquellos días tocó a su puerta un mendigo pidiendo comida, pero en realidad era un “ángel” que, mudando de ropajes y resplandeciente su rostro, le anunció que estaría esperando un hijo, para luego desaparecer repentinamente, cuando se acercaba José. Tiempo después, en el mes de Shevat, se aparecieron soldados romanos haciendo saber a las familias que debían acudir a los lugares de donde fuesen originarias para censarse, según disposición oficial. Ya en Belén se adentran en una cueva para que María pueda dar a luz, ayudados por la esclava y partera Zelomi.

Herodes tenía recurrentes sueños en los que se le aparecía el profeta Miqueas, quien por fin le revela que de Belén saldrá quien gobernará Israel. Herodes despierta exaltado y manda a un contingente para matar a todos los niños de Belén menores de tres años. Dios quiso –y en verdad hizo para que así suceda– que José, quien estaba descansando luego de trabajar en un obra, pasara cerca de ahí y pueda escuchar a unos guardias hablar sobre el particular, para que presuroso vaya en busca de esposa e hijo y ponerlos a buen recaudo. Corrió cuanto su humanidad le permitió. Cuando llegó a la cueva, le temblaban las piernas. Vio a María y Jesús sanos y salvos, pero no había lugar para el descanso; alistaron las albardas, y todo cuanto necesitaban para huir, pero a lo lejos ya se escuchaban los gritos: era demasiado tarde para escapar. Apagó la hoguera y esperó a que los lamentos con el paso de las horas hicieran también lo mismo. El egoísmo de José pudo más al no dar aviso a las familias de Belén, pensando primero en su familia. La muerte de los niños de Belén lo atormentaría en forma de pesadilla hasta su deceso, años después en la cruz, a la edad de treinta y tres años, al ser confundido como rebelde por ir a rescatar a su vecino. Y así se sucedieron todos los hechos hasta la muerte de Jesús en el lugar llamado Gólgota.
La novela aborda aspectos polémicos como los hermanos de Jesús, los remordimientos y culpas que sentía el propio creador producto de la muerte los inocentes pequeños de Belén, las dudas del mismo Jesús en no querer seguir el camino que le había trazado el Padre, el desprecio que siente por Dios, el resentimiento que siente por su madre María, los celos que siente Tiago por su hermano. La conversación que tiene Jesús con Dios y el Diablo es lo mejor de la novela: los reproches que le hace el Hijo al Padre, la ambición del consecuencialista Dios (el fin justifica los medios) de querer expandir su culto al mundo solo posible con el sacrificio de Jesús cual borrego que va al matadero, etc. Nuestro escritor tardío a lo largo de la obra hace gala de un conocimiento de la Biblia incluso mejor que el de cualquier creyente, pese a su condición de ateo.
Ese es el gran mérito de la novela, el ofrecernos una visión humana, más terrenal de Dios, de Jesús e incluso del propio Diablo. El portugués hace lo que quiere con el lector: lo lleva a reflexionar, juega con él, valora en exceso y discurre con agudeza. En fin, El Evangelio según Jesucristo es de esos libros a los que hay que revisitar constantemente, y de los que siempre se podrá aprender algo nuevo, eso de seguro. Apenas –y es algo totalmente subjetivo– me hubiera gustado ver a María y los hermanos de Jesús presentes en sus horas últimas. Un libro imprescindible.
SARAMAGO, José, 2015: El Evangelio según Jesucristo. Barcelona: Debolsillo.
He descubierto este enlace y me parece muy interesante para poder elegir mis próximas lecturas.
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Muchas gracias por tus palabras, Marisa. De hecho, las reseñas pretenden valorar una obra en particular y así ayudar a lectores en la elección de una próxima aventura. Ahorita estoy leyendo Siddhartha de Hermann Hesse y puedo decir que estoy quedando encantado. Pronto le haré una reseña. Que tengas buen día.
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