[Reseña] Vizcarra, de Martín Riepl

Vizcarra (2019), de Martín Riepl (Lima, 1981), es el perfil del exmandatario Martín Vizcarra, construido a base de voces conocidas y anónimas, de familiares, amigos, políticos y opositores, quienes han seguido de cerca su trayectoria personal y política. Este método que apela a una mixtura de voces tiene la ventaja de ofrecer un retrato personal bastante aproximado al verdadero.

Este libro nace de una necesidad. Busca indagar acerca de quién es el personaje que se encuentra próximo a asumir la Presidencia de la República luego de la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski (PPK), y que congrega las esperanzas y expectativas de todo un pueblo. Y a su vez, procura develar las motivaciones, anhelos y ambiciones de este –por ese entonces– semidesconocido personaje de la política capitalina.

A lo largo de sus páginas se cuentan aspectos relacionados a la niñez de Vizcarra, su grupo de amigos de colegio denominado Los Kalamazo, su breve paso como bombero en Moquegua, sus inicios en la política, la derrota sufrida como candidato al Gobierno Regional de Moquegua en la lista del APRA, su intervención en el «Moqueguazo», su paso por el Gobierno Regional de Moquegua de la mano del movimiento Integración Regional por Ti, las conversaciones previas para ser incluido en la plancha presidencial de Peruanos por el Kambio, el trato distante que recibió de la «marea blanca» (los inversionistas y empresarios) y de los políticos cercanos a PPK, el resentimiento que le guardó Vizcarra a Bruno Giuffra luego de su renuncia a la cartera de Transportes y Comunicaciones, el ostracismo temporal en la embajada de Canadá, su posterior retorno al país y la relación tirante con el fujimorismo.

Pero también se sintió marginado cuando, en las reuniones con PPK para discutir las problemáticas gubernamentales, los presentes comenzaban hablando en español para luego, poco a poco, optar por el inglés, una especie de lengua franca ininteligible para el moqueguano. Esto evidentemente lo incomodaba. No lo hacían formar parte de las discusiones de Estado y se sentía excluido.

Por otro lado, al parecer, la decisión que tomó PPK de enviar a Vizcarra muy lejos de su círculo de colaboradores fue motivada por un comentario del entonces congresista Mauricio Mulder, quien le recomendó mantenerlo lejos de él. Ante ello, PPK le ofrecería a Vizcarra diversas embajadas, todas muy distantes –entre ellas, la de Canadá que fue la que finalmente eligió– para lograr su cometido.

Un dato curioso de la investigación de Riepl es que la relación entre Vizcarra y Mercedes Araoz era muy cercana desde el inicio de la campaña electoral, al punto de tratarse con el apelativo de «hermanito». El motivo se debe a que el onomástico de la hermana de Aráoz es el mismo día que el de Vizcarra. Sin embargo, esta relación se resquebrajó, a juicio de Aráoz, luego de que Martín no le contestara los mensajes y pedidos para que regresara con urgencia a la capital. Era el tiempo de la primera moción de vacancia contra PPK.

Martín Riepl. Fuente: elcomercio.pe

Incluso vivió de cerca el terrorismo y estuvo a un tris de que Sendero Luminoso atentara contra su vida cuando lo destacaron a Cotahuasi:

«Una noche, Vizcarra trabajaba con el dibujante de planos, la secretaria y un asistente cuando los interrumpió el ruido de dos camionetas. Cuatro hombres con pasamontañas y fusiles ingresaron a la oficina. «¿Quién está a cargo?», preguntó uno. Antes de que los nervios empujaran a alguien a delatarlo, Vizcarra se adelantó. «Está en Arequipa», dijo. Entonces preguntaron por el ingeniero de la obra y Vizcarra respondió que tampoco se encontraba. Y cuando los encapuchados le preguntaron directamente quién era él, Vizcarra, respondió que era solo el topógrafo. Entonces los hombres les ordenaron tirarse al suelo y dispararon contra las paredes. Martín solo se levantaría veinte minutos después, cuando los sujetos ya se habían ido, y encontró las paredes pintarrajeadas con la hoz y el martillo. Había sido Sendero Luminoso. A la mañana siguiente, Martín tomó sus cosas y se marchó. Estaba de regreso en Moquegua cuando se enteró que habían nombrado como su reemplazo a un vecino notable del pueblo, de apellido Cateriano, y que a él le hacía recordar mucho a su propio padre. A los tres meses le llegó la noticia de su muerte. Sendero lo había asesinado»[1].

Una frase muy repetida en todos los entrevistados –de acuerdo con Riepl– es que consideraron a Vizcarra como una persona desconfiada. Y esto se reflejó en diversos pasajes como la composición de su círculo de confianza (la denominada «muralla moqueguana») y su no renuncia al cargo de primer vicepresidente por temor a que Mercedes Aráoz no lo hiciera también.

Según se indica en el libro, a PPK le alcanzaron reportes de inteligencia mediante los cuales se le informaba que Vizcarra mantenía conversaciones con quienes pretendían vacarlo. Ya en marzo de 2018 Vizcarra no respondía las llamadas y no daba muestras de respaldo al entonces presidente. Y si a eso le sumamos que, luego de la renuncia, Vizcarra nombró como primer ministro al principal artífice de la segunda moción de vacancia presidencial, entonces cabe preguntarse, ¿fue leal Vizcarra a PPK? Muy posiblemente no, pero también tuvo que ver cierto resentimiento de su parte. Cambiando la pregunta se podría obtener una respuesta distinta. Riepl se cuestiona si Vizcarra fue leal con el país. Sin embargo, el discurso del moqueguano tampoco fue concluyente al respecto, según manifiesta el periodista. Todo indica que fue leal únicamente consigo mismo, a sus objetivos y aspiraciones personales.

Teniendo en cuenta que el poder es una «fuerza relacional» que requiere la interacción de dos o más protagonistas[2], con una bancada oficialista distante y recelosa y una oposición congresal ampliamente mayoritaria, a Vizcarra lo único que le restaba era aferrarse al respaldo popular como una tabla de salvación y proponer reformas en función del aplauso ciudadano. Para dicho propósito las encuestas sirvieron como un buen indicador para conocer el nivel de aceptación popular.

El ascenso al poder de Martín Vizcarra bien puede ser graficado a partir del contraste entre extremos opuestos de lealtad y traición. Su temperamento explica muchas de las decisiones tomadas antes y después de ser el sucesor de PPK. Por eso, este libro es un fresco –que conserva actualidad– de un político para nada inexperto, que sigue interesado en hacer política, aunque esta vez desde la orilla congresal, aquella a la que fustigó hasta el cansancio mientras fue presidente.

Referencias bibliográficas:

Naím, Moisés, 2015: El fin del poder. Trad. María Luisa Rodríguez. Debate: Lima.

Riepl, Martín, 2019: Vizcarra. Planeta: Lima.


[1] (Riepl, 2019, pp. 125-126).

[2] (Naím, 2015, p. 39).

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