Cada vez que encuentro anotaciones, escritos o cualquier otro documento donde aparezca la letra inconfundible de mi papá, lo guardo con afecto. Es un bien no renovable en vías de agotamiento. No habrá nadie más que escriba como él, con sus letras mayúsculas y triangulares para casi todo (sobre todo sus “A”). En vida nunca conocí su letra minúscula. Cualquier ejemplar que se deseche, incluso un insignificante y apurado apunte de un teléfono fijo o celular, sería una pérdida irreparable que sufriría mi mundo. Un atentado de lesa humanidad. Porque su huella física, la prueba de que alguna vez existió, se desvanece con los años. Y porque al perderse, lo pierdo también a él. Es por su permanencia constante por lo que lucho, aunque sea con un insignificante apunte de un celular.
Hermano no sabía que apreciabas esos pequeños detalles de nuestro padre, pero son esos pequeños detalles que parecen pasar desapercibidos son los que más se extrañan ahora que no está. Yo en lo particular lo que más recuerdo nuestro padre son sus consejos, y que a veces los sentía tan personal, pero lo escuchaba, al final casi siempre tuvo razón. En lo particular yo prefiero no recordarlo, para mí es un poco doloroso y me pongo melancólico.
Muy lindas palabras hermano, saludos.
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Sí feo, lo recuerdo al viejo. Mientras existan recuerdos, vivirá con nosotros.
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